Entrevista a Javier Varetto, Secretario General de la Organización de Trabajadores Radicales (OTR). Organización que tiene convencionales nacionales en la UCR y cuenta con delegados ante el comité nacional que integran la mesa ejecutiva nacional. La OTR es una de las organizaciones que convocaron a la marcha de la CGT del 7 de marzo y apoyaron el paro nacional. Votaron al presidente Macri pero hoy acompañan los reclamos de los trabajadores.
La política de masas, esa acción pública devaluada en estos tiempos de coaching y marketing políticos, todavía pervive en los pliegues de una realidad que todos los días da mazazos en la cabeza a los trabajadores tratando de meterles en la cabeza que lo que alguna vez les prometió la Constitución Nacional, una vivienda digna, retribución justa por su trabajo, seguridad social protegida, “fue” como dicen los chicos de hoy. La promesa democrática, aquella que Raúl Alfonsín verbalizaba y que nos permitiría comer, educarnos, sanarnos, quedó en eso, en una promesa. Y sin embargo, aún moviliza, porque como decía Mariano Moreno “nadie puede condenar a los pueblos a vegetar en la oscuridad y el abatimiento”.
Entre esos pliegues de la realidad, el radicalismo aquel viejo partido que alguna vez “hizo tronar el escarmiento” a la oligarquía con revoluciones armadas y que cien años después brinda en la Sociedad Rural con los mismos a los que otrora combatía, no puede terminar de “tragarse el sapo” de un Gobierno al que puso en la Casa Rosada pero que le ha dado la espalda en todo: en las candidaturas, en la gestión, en las políticas que lleva a cabo y por supuesto, en la política que las guía. Como corresponde al resabio autoritario y dictatorial que tiene la casta de CEOs gobernante en la Argentina.
Como sucedió en los últimos días con el #2×1 a los genocidas concedido por los cortesanos que nombró o protegió Mauricio Macri en el Supremo Tribunal, ante cada arremetida fuerte del Gobierno contra lo que queda del Estado, de la democracia y de lo que fuera el Estado de Bienestar en el país, se registran movimientos sísmicos en el corpus radical. Como si la conciencia histórica del viejo partido popular temblara en las cuerdas mismas de la Nación. Como si Hipólito Yrigoyen se revolviera en su tumba, observando al presidente de la Nación mostrándole al presidente chino Xi Jinping en su celular cómo metió un gol en un picadito con sus amigos, tras ser humillado en conferencia de prensa por el magnate del poder mundial Donald Trump, por mencionar los dos últimos logros del Estadista que gobierna el país por el que la espada de San Martín se tiñó de sangre española.
Son pocos pero existen quienes le ponen voz a ese movimiento sísmico permanente que se vive en la base radical. Javier Varetto, referente de la agrupación Asamblea Radical y dirigente sindical de los trabajadores de la AFIP, es uno de ellos. El mes pasado expresaba en la reunión de la Convención Nacional de la UCR que “hemos tratado de mantener al radicalismo en la calle, no sólo defendiendo a los trabajadores, sino marchando junto al pueblo el 24 de marzo o el día de Ni una Menos. Hemos tratado de acercar al radicalismo a las cuestiones del trabajo, hay una realidad social y laboral en la Argentina que nos genera una profunda preocupación. Las medidas del gobierno no han logrado hasta ahora una reducción de una pobreza que es intolerable, como no ha logrado avanzar en la lucha contra la desocupación, o el trabajo en negro, o en salud o en educación”.
El también titular de la Organización de Trabajadores Radicales advirtió a su partido que “los trabajadores radicales no podemos quedarnos callados: debemos plantear la necesidad de que el gobierno reaccione, un gobierno que ha ido tomando una serie de decisiones favoreciendo a determinados sectores, donde claramente el sector del trabajo no es una prioridad”.
Para Varetto, quien fue aplaudido por la Convención Nacional de su partido, “el gobierno debe dejar de transferir recursos a los sectores concentrados de la economía, son los mismos que ganaron antes y siguen ganando ahora bajo la promesa de inversiones que salvo en el campo, no se ven. Es necesario que el radicalismo se ponga de pie, no puede ser un convidado de piedra en esta etapa. El radicalismo debe ser la barrera de protección y de contención de los sectores vulnerables, de los jubilados y los trabajadores. Instamos a los convencionales a que no se olviden de ese radicalismo social que lo hizo. Hacerlo desde el gobierno seguramente se logrará con muchos menos CEOs y mucha más política y sensibilidad social. Y lo decimos claramente: si se avanza sobre derechos de esos sectores vulnerables, tenemos claro adónde vamos a estar. En la defensa de esos derechos. Nuestro compromiso es con ellos y con una UCR donde no flameen banderas amarillentas, sino bien rojas y blancas, de acuerdo con nuestra historia”. Aplausos, vítores de los convencionales del partido que saben que sin ellos, Macri estaría sí recorriendo el mundo pero no como presidente.
Javier De Pascuale: ¿Qué ocurre con el modelo que propuso la Alianza Cambiemos en campaña, de lluvia de inversiones, crecimiento económico, etc. que en términos efectivos no han llegado ni se han cumplido prácticamente ninguno de los puntos prometidos durante la campaña a más de un año e gobierno?
Javier Varetto: Nosotros venimos planteando nuestras preocupaciones desde el seno de nuestro partido y nuestro partido también lo eleva al gobierno. Observamos que lo que se ha seguido produciendo es un traslado innumerable de riquezas a sectores concentrados, de la misma manera que se venía produciendo en la etapa anterior, pero que ahora ha sido más estimulado. En donde teóricamente con la promesa de producción de inversiones o la producción de puestos de trabajo se generaba eso, cosa que no ha ocurrido, al menos para nosotros. Salvo el sector del campo que directa o indirectamente ya genera un proceso de movimiento, el resto de los sectores en donde han invertido fondos (la minería o la banca) no han producido ni reinversiones ni puestos de trabajo.
JDP: ¿Qué perspectiva ven de cambio de política u orientación para los próximos meses?
JV: Deseamos y tenemos la esperanza de que se tiene que producir algún tipo de cambio para que la economía repunte. Si eso ocurre, claramente, los beneficiados vamos a ser la totalidad de los argentinos. Pero en la medida que eso no suceda creo que el gobierno tiene que poner el máximo esfuerzo en la contención de los sectores que resulten afectados. Nosotros venimos desde hace un tiempo planteando la necesidad de fortalecer los canales de diálogo. Si bien el gobierno ha planteado la necesidad de dialogar, la realidad es que el diálogo no ha prosperado; por algún incumplimiento de parte del gobierno o por incumplimiento de los otros sectores. Pero creemos que hay que seguir apostando a esta cuestión. Es necesario en un país que tiene un 32% de pobreza que todos los sectores políticos depongan sus intereses individuales, que acaben con la antinomia del River y Boca, y se sienten en una mesa los distintos sectores políticos y sociales del país a definir de una vez por todas políticas de Estado. Para de este modo contrarestar aquello que es intolerable, como: la pobreza, el alto número de trabajadores en negro, ni hablar en lo referido a la educación, la energía, etc.
JDP: ¿Qué proyectos han desarrollado y propuesto a los legisladores desde su espacio de representatividad?
JV: En principio elevamos nuestras propuestas al radicalismo, tratando de explicárselas. Pero anteriormente elevamos un proyecto a cada uno de los bloques en el congreso por el tema del impuesto a las ganancias. En general hay buena predisposición de parte de los legisladores. Lo que sí, después es muy difícil la aplicación concreta. Aunque, entendemos que una de las herramientas para avanzar en una verdadera distribución de la riqueza es avanzar en una reforma tributaria. Esto en contraposición a los que dicen que el sindicalismo se dedica a protestar pero no propone nada, aunque después la política hace caso omiso o no hace caso a las propuestas.
JDP: Si bien el cambio en materia económica es ineludible, pareciera ser que poco han cambiado los modos internos a la hora de hacer política, definir tácticas y listas. Pareciera ser que la lógica verticalista (anteriormente en el dedo poderoso de Néstor Kirchner, luego presente en Cristina Fernández) también está presente en este gobierno ¿compartís esta percepción?
JV: En la Argentina hay una predominancia de la lógica presidencialista. Más allá de eso, en el caso de nuestro partido, entiendo que debe ser de los pocos actualmente que conservan estructuras de debate, lo tuvimos hace algún tiempo atrás en Villa Giardino, más allá de que pudo haber disidencias en algunos temas y coincidencia en otros. Más allá de eso creo que hay que fortalecer la presencia de los partidos políticos. Lamentablemente, en los últimos años se ha mostrado una imagen de la política unipersonalista, cuando lo mejor es que se muestre como el resultado de un trabajo en equipo y de los partidos políticos en su conjunto, no a decisiones individuales.
Seguramente no será fácil que nuestra organización forme parte de la negociación de las listas, pero nosotros nos sentaremos de buena fe y plantearemos lo que debemos plantear.
Lo que se está dando en estos tiempos son estructuras de coalición, se dio anteriormente y en esta etapa también, y avanzaremos en ese sentido. Más allá de que es importante que los partidos tradicionales conserven su forma. El radicalismo es el que más se ha mantenido como partido, más allá de algunos deslices. Y eso no es malo. La realidad nos dice que los únicos dos partidos que tienen capacidad como para llegar hasta el último pueblo del país, que inclusive tienen estructuras como para afrontar gestiones de gobierno, son los dos partidos tradicionales.
JDP: ¿Qué análisis haces, a esta altura, de la alianza Cambiemos, particularmente de la decisión política/estratégica que la UCR tomó al asociarse con el PRO y la Coalición Cívica?
JV: Entiendo que era necesario producir un cambio, nosotros planteamos algunas otras variantes respecto a este cambio, más allá de eso aceptamos la decisión mayoritaria que tomó el partido. Hacía falta un cambio, lo que no significa que eso sea indiscutible para adelante y entendemos que nuestro partido tiene que asumir un rol mucho más firme y más fuerte dentro de este esquema de coalición de gobierno. Que en realidad, en los hechos funciona solamente como una coalición en el parlamento. Tengo entendido que el radicalismo no es consultado para casi ninguna de las medidas tomadas y esto ha contribuido a una serie de errores que el gobierno ha cometido. Creo que al gobierno le hace falta mucha más acción política y mucho menos empresarios o CEOs en la conducción, que creo que es legítimo que estén ya que pueden tener la formación técnica, pero ,claramente, lo que le falta es una cierta sensibilidad propia de la política. Los errores, de los cuales el gobierno ha decidido volver atrás (lo cual hay que valorar), son producto de una falla en la sensibilidad social en las medidas que se estaban tomando. El modo en que se ejecutaron las tarifas es posiblemente uno de los errores más extremos. Pero hay que reconocer que siempre se ha vuelto atrás.