Lo que el G20 nos dejó/Iniciativa Política

g20 nota fotoConcluida la cumbre, considerada como “un éxito” por todo el Gobierno y parte de la prensa más alineada, el Presidente celebró haber acabado con “décadas de aislamiento”, en relación a la política internacional de la gestión que lo antecedió. También reconoció que hubo avances en “todas las reuniones bilaterales”, al tiempo que aseguró que su estilo “poco formal” contribuyó para “trabar relaciones” con todos los mandatarios y, por supuesto, con Donald Trump.

Curiosamente, Mauricio Macri reconoció que el mandatario norteamericano no quería venir a la Argentina (afirmación que le quieta relevancia a la cumbre que él presidió), pero que la amistad que cosechan desde hace años y su estilo descontracturado sirvió para que el neoyorquino cambie de opinión.

Un Macri tan descolocado como su pin (debe ir en la solapa izquierda) frente al desplante del presidente norteamericano en pleno escenario, causando risa en los presentes.
Un Macri tan descolocado como su pin (debe ir en la solapa izquierda) frente al desplante del presidente norteamericano en pleno escenario, causando risa en los presentes.

Sin embargo, más allá de las publicaciones de la prensa adicta y del discurso canchero de Macri, especialistas en relaciones bilaterales consideran al convite internacional como una oportunidad perdida para el país y sus intereses. Mientras que otros directamente lo tildan de bochorno por haber quedado expuesta la incapacidad política de Cambiemos frente a verdaderos pesos pesados de la política internacional como Vladimir Putin, Xi Jiping o la brutalidad imperialista y el trato displicente del presidente yanqui.

Al respecto, Cecilia Nahon, economista y ex embajadora de Argentina en Estados Unidos durante el Gobierno anterior, aseguró en una entrevista dada a un reconocido medio que el país participa desde el año 2008 activamente de las cumbres del G20 promoviendo una agenda nacional y regional, en donde se han establecido vinculaciones estratégicas en diferentes ejes de discusión.

“No había aislamiento, se forjaron alianzas en temas de empleo, deuda y paraísos fiscales”, aclaró Nahón, quien especificó que durante las reuniones del 2014 y 2015, el país planteó en la agenda de la cumbre su experiencia respecto a la negociación de la deuda externa y su litigio con los “fondos buitres” consiguiendo los consensos necesarios. El G20 respaldó el posicionamiento de la Argentina de elaborar un marco internacional que permita que los países reestructuren sus deudas soberanas de una manera más sustentable. Eso se logró por las relaciones que el país entabló en las cumbres internacionales con Brasil (su principal socio regional), pero también con los BRICS, aprovechando, además, la relación del tipo estratégica con Rusia y China.

De hecho, muchos de los acuerdos comerciales y financieros cuya implementación terminó de definirse el fin de semana en Costa Salguero, y que actualmente desde el Gobierno difunden como un triunfo de sus relaciones bilaterales, se realizaron sobre una base de acuerdos firmados por la gestión anterior.

La extensión del acuerdo swap con China es posible a partir de que la Argentina pasó a ser un socio estratégico comercial de la primera potencia económica a nivel mundial cuando a mediados del 2014 nuestro país fortaleció los lazos con los chinos. Luego, a principios del 2015 profundizó esa relación bilateral al firmar otros tratados, como por ejemplo el Memorandum de Entendimiento para la Creación del Foro de Negocios Argentina-China entre el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma del país de Xi Jiping.

Cabe aclarar que la apertura del mercado norteamericano a la carne argentina y a los limones tucumanos también es una consecuencia de reclamos del Gobierno anterior ante la Organización Mundial del Comercio debido al proteccionismo norteamericano cuyo fallo a favor de la Argentina se dictó hace un tiempo y la implementación se dificultó por maniobras dilatorias de los Estados Unidos.

Respecto a los norteamericanos y su estrategia de fortalecerse subordinando a los países latinoamericanos en torno a sus intereses, especial mención merece el comunicado de la comitiva estadounidense tras la reunión entre Mauricio Macri y Donald Trump, matizado o directamente inadvertido por gran parte de la prensa local. Los norteamericanos provocaron al líder de Cambiemos al decir que Mauricio Macri se comprometió a enfrentar a Venezuela y “la actividad económica depredadora china”. El mensaje de la Casa Blanca fue claro, no le preocupa el país bolivariano, su principal preocupación es la injerencia de los chinos en la región, que tensiona el re direccionamiento de la política internacional yanqui de reordenar su “patio trasero” que se avizora desde que el propietario de Trump Organization se puso la banda presidencial.

Tampoco puede pasar inadvertida la fecha en que se desarrolló el convite, la cual coincidió con el traspaso presidencial en México (país miembro del foro), lo cual dificultó su participación plena. Es probable que las directrices de hacerlo el fin de semana del 1° de diciembre hayan venido del norte para evitar el lógico reclamo mexicano sobre las políticas anti migratorias de Trump. La “sobre alineación” de la Argentina a la estrategia de EEUU impidió que nuestro país proponga una agenda propia que le permita terciar en la agenda internacional, aclaró Cecilia Nahón.

La diplomática sostuvo que “la presidencia argentina del G20 fue una oportunidad perdida para el país”. Además, consideró que Cambiemos esperaba otro escenario local e internacional cuando postula al país para hacerse de la presidencia de la cumbre. Desde el Gobierno creían “que Buenos Aires iba a ser la meca para celebrar el orden liberal mundial, probablemente con Hilary Clinton como presidenta de los Estados Unidos, y Macri como el gran anfitrión de una cumbre exitosa y muy alineada con lo que habían sido las cumbres anteriores. Obviamente ese diagnóstico falló”.

Por el contrario, los líderes de los 19 países más la Unión Europea aterrizaron en la capital de un país recesivo y sobre endeudado, consecuencia de un programa liberal ortodoxo. Además, el foro de deliberación política y económica se dio en un contexto mundial hostil en donde hasta las principales potencias del mundo occidental se cierran sobre sí para intentar hacer despegar sus economías y combatir la crisis de empleo que afecta a todos los países del globo. Como era de esperar, en esta discusión compleja, el ex presidente de Boca Juniors no tenía nada para aportar.

En consecuencia, la expectativa que tenía el Gobierno de utilizar su presidencia del G20 para acelerar  la firma de un acuerdo de libre comercio entre Mercosur-UE se evaporó (acuerdo de alto riesgo para la economía latinoamericana, como hemos señalado en notas anteriores) por oposición de los mandatarios europeos que temen un conflicto con sus granjeros, frente al arribo de productos agropecuarios de estas tierras. Los productores agropecuarios de Italia, Francia y España ya se han movilizado en contra.

francia disturbioDel mismo modo, las recientes revueltas en Francia en contra de las políticas de ajuste de Macron son un llamado de atención frente a un potencial efecto contagio en una región en donde las políticas liberales no hacen más que cosechar desempleados y descontento. La caída de la popularidad del premier francés podría significar el crecimiento de las posibilidades políticas de Marine Le Pen y el nacionalismo proteccionista galo.

Entonces, el Gobierno presidió un G20 sin bases de sustento consolidadas producto de la debilidad en la que se encuentra el Mercosur, la Unasur y con una Celac vaciada. En una región desunida y económicamente frágil. América Latina está creciendo a sólo 1,2%, un tercio de lo que lo hace el mundo y mucho menos respecto a la expansión promedio de las economías emergentes. En un mundo proteccionista que aspira a la reprimarización de la estructura económica de la región. En efecto, con mucha debilidad económica y política. En donde logró algunos acuerdos comerciales menores, muchos de ellos sobre gestiones del Gobierno anterior. Y con una advertencia evidente de los Estados Unidos para con el país respecto a los acuerdos con China.

Lo cual fue más que una simple advertencia. Es innegable que la negativa del Gobierno argentino del proyecto para que China o Rusia construyan centrales nucleares viene desde la Casa Blanca. La alineación plena en el mundo de la política internacional tiene sus costos.

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