Crónica de una derrota anunciada / Armando Ruiz

El panorama nacional en el plano político, económico, social y cultural es preocupante por la fuerte crisis imperante. La crisis y el ajuste estructural, solo parecieran tender a agravarse en los próximos meses con una mayor recesión, caída del consumo y destrucción de más puestos de trabajo. La clase media y la clase pobre sufren un mercado interno contraído, una la alta inflación, la suba del dólar y el aumento de los servicios públicos. Mientras estas clases padecen y pagan el ajuste, hay otros pocos (grandes exportadores, sector financiero y sectores vinculados al gobierno nacional) que están ganando. Está distribución de la riqueza es sustentada y ejecutada por un Estado (neoliberal) que hilvana una corrupción estructural, muchas veces no tan visible o de difícil detección, en la sociedad argentina.
Por otra parte, la política económica y financiera del gobierno nacional está en manos del Fondo Monetario Internacional, con clara anuencia del oficialismo. La independencia económica y la soberanía política parecen ser rasgos de estatidad del pasado o con un claro retroceso. El grado de colonización es evidente, mediante la dominación económica y política, que deja al país en manos de los condicionamientos de los organismos internacionales con una situación sumamente vulnerable y con un futuro no menos complejo (la verdadera pesada herencia).
A lo anteriormente expresado, debemos tratar de desentrañar que relaciones tiene la esfera política con las esferas económica, ética y social. La política según Maquiavelo, el primer teórico que delimito la autonomía de la política respecto a la economía, la moral y lo social, es una actividad o praxis que tiene como fundamento o fin la conservación del poder del Estado. La conservación del poder estadual implica una lucha entre distintos actores, quienes son guiados por un tipo de ética pública, propia de la responsabilidad de los representantes (relación entre política y ética).
En la relación entre la política y economía, el sentido común dominante suele entenderlas como esferas que irían de la mano, pero también presentan contradicciones y complejidades que tornan al análisis más difuso y sinuoso. Existen estudios empíricos en el ámbito de la politología, que determinan como estas dos esferas presentan lógicas que a veces son diferentes o distintas. Es decir, se pueden presentar casos de un avance en materia económica y una debilidad en materia política y esto conducir a errores que conducen a perder por ejemplo elecciones; por otro lado, también se puede dar la situación de un grave deterioro económico o de malas decisiones en materia de política económica que pueden influir en sentido inverso en la esfera política y donde se terminen ganando elecciones.
Estas lógica o esfera política, nos sirve pare analizar tanto al oficialismo como a la oposición. La oposición, se encuentra desmembrada y donde la tan aclamada unidad solo es una expresión discursiva sin pies ni cabeza. Una unidad implica al menos tres cuestiones básicas: una concepción de lo político que logre articular ideas comunes, un liderazgo político que conduzca a los distintos sectores y una movilización social y política militante de rasgos activos. El peronismo responsable, republicano o acuerdista expresado en el multitudinario acto en Tucumán por el día de la lealtad peronista (17 de octubre), expresa una unidad sin sustento, sin pies ni cabeza. Cristina Fernández de Kirchner, sigue estando en el centro de la escena, pero se encuentra ante una ola de procesamientos y juicios orales para el año que viene, que la ponen en una situación defensiva y sin todavía capacidad de reacción. Por el lado de los gobernadores, más que nada los peronistas, se encuentran en un escenario complejo y difícil. Argentina es un país que adopto el federalismo como forma de gobierno, es decir una división del poder vertical (tipo territorial). El problema histórico y estructural de nuestro país, es que hablamos de un federalismo centralizado a favor del gobierno central en materia de recaudación fiscal y política y descentralizada respecto a las unidades subnacionales provinciales en materia de gasto. Este federalismo centralizado, en la actualidad, se visibiliza debido a que las provincias necesitan de los recursos nacionales para financiar los gastos corrientes y los gastos de capital. Los gobernadores entonces necesitan negociar e incluso someterse a los imperativos del gobierno nacional; esto último es entendible desde el punto de vista de la gobernabilidad, pero presente al menos tres problemas de cara a construir la tan reiterada unidad. Primero, la provincialización política evidenciada en las elecciones legislativas del año 2017, cuando se sostenía y aun algunos sostienen la defensa de cada unidad subnacional (Tucumán, Catamarca, Córdoba, etc.), en claro detrimento de una política nacional. Segundo, la asimetría cada vez más profundizada del federalismo, solo sustentada por el derecho formal pero sin consideración de la relación de fuerzas propiamente política. Tercero, la conservación del poder de los Estados provinciales al presentar un problema claro para estos gobernadores: seguir conservando sus gobernaciones en las próximas elecciones pero aun alto costo que implica un deterioro generalizado de las condiciones sociales de la ciudadanía.
Estos fundamentos, nos permiten pensar o establecer el porqué del título de esta nota. El triunfo político del gobierno nacional, respecto a la aprobación del presupuesto diseñado por el FMI en la Cámara de Senadores, nos muestra un panorama confuso y preocupante. El peronismo y su mentada unidad, todavía no tienen definiciones claras sobre los grandes problemas del país. El escenario para la elección presidencial del año 2019 se presenta difuso y complejo, teniendo en cuenta que los fenómenos políticos son dinámicos, versátiles y cambiantes. El devenir político ira determinando el curso de los acontecimientos, esperemos que no se haga realidad el título del escritor colombiano Gabriel García Márquez: “Crónica de una muerte (derrota) anunciada”.

Un comentario en “Crónica de una derrota anunciada / Armando Ruiz”

  1. Buenas noches!!! Totalmente de acuerdo contigo Armando. En el campo social la lucha entre ricos y pobres desde siempre fue un problema coyuntural e historico. Me refiero precisamente a la nocion de «campo» porque como lo dice Bourdieu en un campo hay luchas, por ello la historia que a mi parecer es la que mas pesa. En este campo los sujetos no son sujetos sino agentes que luchan siguiendo regularidades, propias de ese espacio de juego. Sin olvidar, que cada agente es poseedor de diferentes grados de fuerzas lo cual justifica su posicion en el campo. Estos diversos agentes (con diversos grados de fuerza) luchan por apropiarse de los beneficios que estan en juego. Obviamente a esto le corresponde una cuota de exito que no todos la tendran.
    De esta manera la realidad tiene un gran peso por parte de la historia , asimismo la historia o el pasado no se posicionan solos sino que a ello lo acompaña la fuerte carga ideologica quien es su mejor aliada.
    Ojala la esperanza no se agote, y la paciencia sea nuestra aliada en estos tiempos.

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