Luego de que los triunviros de la CGT acordaran con el gobierno un proyecto de reforma laboral, extorsionados bajo la promesa de “carpetazos para todos” en caso de que rechazaran los cambios que proponen respecto a los convenios colectivos de trabajo, nace una oposición multisectorial contra tales atropellos. La reforma laboral parecería ser el punto de inflexión que aglutina a diversos espacios y sectores en oposición al gobierno de los CEOs, que van desde el Episcopado (su nuevo presidente, Oscar Ojeda, alineado con el papa, sostuvo que “para la Doctrina Social de la Iglesia, el trabajo no es una mercancía”, en clara alusión a la reforma de Macri), hasta dirigentes radicales disconformes, pasando por las dos CTA, distintas corrientes sindicales y parte del peronismo, como es el caso de los caudillos Saá, únicos en oponerse al pacto fiscal. Este foco de resistencia amenaza la concordia anhelada por el gobierno y su estrategia de negociar con las provincias recursos (pacto fiscal) a cambio de que sus senadores apoyen las reformas laborales. Se abre un interrogante respecto al devenir de esta organización opositora en ciernes. Frente a esto ¿cómo reaccionará el peronismo blanco que pretende renovarse de rodillas frente al poder económico?, ¿qué relación mantendrán con la opositora que cosechó más votos?, ¿cómo votarán los senadores peronistas una reforma que ya nuclea a gran parte del campo del trabajo y los sectores populares en su contra?
*Publicado el 16/11/2017 en ámbito.com.
«El trabajo no es mercancía, el trabajo es dignidad». Bajo esa premisa brotó desde las entrañas de la CGT una corriente de resistencia multisectorial a la reforma laboral que impulsa Mauricio Macri.La «Resistencia» nació como contrapeso del «acuerdo» que algunos alfiles de la central obrera anunciaron entusiasmados que sellaron con el ministro Jorge Triaca por el texto definitivo de la ley, que modificará las reglas del empleo en la Argentina por las próximas décadas. Hay, incluso, cegetistas «negociadores» de la letra chica que al mismo tiempo agitan el rechazo.
Pablo Moyano es el capitán del barco. Desde hace meses que el líder camionero mantiene charlas públicas y privadas con diversos sectores políticos, sociales y económicos. El objetivo es uno solo: «Frenar el ajuste». Con ese horizonte a la vista y tras las elecciones legislativas, el secretario gremial de la CGT se propuso ser la cara visible del enfrentamiento cuerpo a cuerpo con el Gobierno de Cambiemos. Detrás de él, se ordenan en fila, uno tras otro, gobernadores, intendentes, legisladores, pymes, cooperativistas, dirigentes gremiales, sociales y eclesiásticos.
La piedra fundacional de la «Resistencia» se colocó este jueves en el Salón Felipe Vallese. Ante 300 invitados especiales de cada uno de los sectores, Moyano dio un discurso inaugural. Alertó que la agenda política y económica del Gobierno «amenaza con restaurar una crisis en el sector obrero». En la primera fila se sentó monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Academia Pontificia del Vaticano. Es que la multisectorial que empieza a andar ya cuenta con el bautismo del Papa Francisco. El respaldo lo consiguió el propio Moyano en su último viaje a Roma. La comunión la tomará la semana que viene cuando una comitiva de sindicalistas argentinos desembarque nuevamente en la Santa Sede para participar de una cumbre con 400 delegados gremiales de todos los rincones del planeta. «El debate se centrará en la necesidad de establecer un nuevo paradigma para alcanzar la justicia social en el siglo XXI. El Papa Francisco le hablará así por primera vez a los trabajadores organizados de mundo entero», reza la prometedora invitación.
Cegetistas, ceteístas y masistas (con una sola ese) fueron invitados. La avanzada contra la iniciativa de Triaca y las cámaras empresarias tradicionales será «combatida» en varios frentes. En la calle, los escritorios y las fábricas. Ya se anunciaron marchas y huelgas, pero también se delinea una estrategia parlamentaria, donde el Congreso oficie como campo de batalla y los nuevos representantes del pueblo hagan honor a sus votantes. La multisectorial hará lo imposible para ubicar a uno de los suyos -de exterma confianza- en la presidencia de la nueva Comisión de Legislación del Trabajo en Diputados. En el Senado, la conduce el dirigente del sindicato de comercio de General Pico, Daniel Lovera.
Adhesiones Puertas adentro, Moyano cuenta con el apoyo incondicional del triunviro Juan Carlos Schmid para rechazar la reforma. Desde el exterior, se sumaron las CTA de Pablo Micheli y Hugo Yasky. Los estatales y docentes ya encararon planes de lucha de cara al fin de año. En igual camino se dirigen los aeronáuticos unidos. La Corriente Federal de Trabajadores (CFT) enviará al Felipe Vallese a Walter Correa, curtidor y diputado electo de UC, y a Héctor «Gringo» Amichetti, de los gráficos. Son los enviados para la «Resistencia» del bancario Sergio Palazzo, enemistado con la patronal financiera.El primer gobernador en dar un paso al frente será Alberto Rodríguez Saá. El puntano logró revertir una histórica derrota electoral en su terruño que le dio aire para armar juego propio, cerca de la oposición peronista, con el guiño papal a cambio de recibir refugiados, y apostando a una candidatura unificada en 2019.Los intendentes y concejales provinciales embarcarán a la corriente lentamente, desde este viernes.
Pablo Moyano volvió a convocar a un grupo de líderes territoriales peronistas a participar de una «reunión política» en Azopardo 802. La última vez que los citó fue a un acto en homenaje a José Ignacio Rucci: asistieron Gustavo Menéndez (Merlo), Santiago Maggiotti (Navarro), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Aníbal Rucci (Ituzaingó), Julio Zamora (Tigre) y Verónica Magario (La Matanza).Los cooperativistas y organizaciones sociales son un motor fundamental de la «Resistencia». Se contabilizan de a miles de personas. En la lista de adherentes figuran Cristian Miño, de la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT); la federación de cooperativas textiles La Alameda, de Gustavo Vera; Barrios de Pie, de Daniel Menéndez; la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), que animan Juan Grabois y Esteban «Gringo» Castro; la Corriente Clasista y Combativa (CCC), de Juan Carlos Alderete; y la organización anticapitalista, antiimperialista y antipatriarcal «Frente Popular Darío Santillán», entre decenas más. Las dos sorpresivas incorporaciones a la movida «antireforma» que se gesta provienen de sectores institucionales centenarios de la Argentina. Por un lado, la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), con su nuevo presidente Oscar Ojea. El obispo de San Isidro y máximo responsable de la administración de los fondos de Cáritas cuenta con el respaldo de Jorge Bergoglio para la tarea. Con la misión de alcanzar consensos, será una pieza clave para la «Resistencia» en la disputa con el Gobierno por la nueva de ley laboral. La masiva celebración de una próxima fecha religiosa evidenciaría la postura.
La segunda anexión sorpresiva la dio el radicalismo díscolo. «Es un retroceso de 100 años», sentenció el diputado nacional Ricardo Alfonsín sobre el proyecto del oficialismo. «No sólo no se genera más empleo, sino que se genera empleo de baja calidad», describió el rebelde de la UCR, alejado de la conducción partidaria aliada a Cambiemos. Por ahora, se conoció el otrora rechazo a la reforma del presidente de la Convención Nacional del radicalismo, Jorge Sappia. «Es una aberración», sintetizó. Se escucharán más voces en contra. Cuando las protestas se echen a rodar también se espera la afiliación de partidos o frentes opositores, como FIT o Izquierda al Frente, de los sindicatos que integran el MASA, del Movimiento Obrero Santafesino, los organismos de Derechos Humanos, entidades pymes, agrupaciones estudiantiles, de intelectuales y demás congregaciones contrarios a este tipo de cambio en la legislación laboral.Aunque cerca de Moyano consideran que todos los apoyos son contundentes, hay uno que desvela: Cristina de Kirchner. Al menos dos fuentes consultadas por este medio para esta nota coinciden que la «Resistencia» a la reforma une a muchos, que la referencia sindical es el jefe camionero, la política el Papa, y que una «venida al pie» de la expresidente es bienvenida. Los aspavientos tuiteros no indican lo contrario.
Ámbito Financiero, cabe señalarlo, padece la misma fiebre antisindical que agita a la progresía frepasista tardía, la misma que es responsable directa de la equivocadísima ruptura con la CGT del kirchnerismo, el mejor gobierno desde la muerte del General Perón, a partir de una cuestión de monedas que era muy fácil subsanar.
De allí la íntima contradicción entre deseos y realidades que padece este por lo demás muy buen artículo. Parecería que frente al «triunvirato traidor», en la misma casa del triunvirato, y en las barbas mismas de sus integrantes, se está gestando una corriente que intenta desbancarlo.
Tan traidor y burocrático no será el triunvirato, por lo visto. Si alguien cree que un acto de lanzamiento en el Salón Felipe Vallese puede organizarse con la oposición firme del «triunvirato de burócratas», no entiende cómo funciona el movimiento obrero. Y si entiende pero igual lo dice, entonces está trabajando para desarmarlo.
Ni por derecha ni por izquierda podrá con los trabajadores argentinos el viejo país agroexportador y ahora agroexportador y financista. No hay manera. Los trabajadores ya empezaron a ocupar el centro de los debates, por más desesperados esfuerzos que hagan quienes intentan mantenerlos afuera.
Mejor sería que Ámbito operase para imponer entre los legisladores los criterios con que la CGT los ha toreado. Perdón, no la CGT. El «triunvirato burocrático y traidor» fue el que les dijo «ahora les toca a ustedes rebotar el proyecto, nosotros ya lo hemos limado pero seguimos sin estar de acuerdo, mas nuestro músculo político es mucho más débil que el de ustedes».