*Publicado en Hoy Día Córdoba, en octubre del 2016.
Es cuanto menos contradictorio que en el actual contexto de crisis y de reclamos sociales que intentarán ser contenidos mediante la entrega de planes de asistencia alimentaria destinados a grupos familiares que están por debajo de la línea de indigencia, algunos funcionarios ya estén impulsando posicionamientos personales a los efectos de quedar formalmente anotados en la carrera electoralista por la sucesión, que recién se habilitará el año próximo. Si hace unos días fueron cientos de miles los ciudadanos que manifestaron su preocupación por las cifras oficiales que dio a conocer el Indec en relación a la pobreza, entiendo que se podría esperar una reacción similar para el caso de quienes dejan de lado sus responsabilidades de gestión con la idea de levantar el perfil pensando en una eventual postulación a futuro.
Les voy a proporcionar dos ejemplos al precio de uno. Y que se entienda bien. Éste es apenas un botón de muestra del saco que muchos se quieren calzar en sus respectivas trincheras. Vayamos con el primero. Se trata del presidente del Arsat, Rodrigo de Loredo, quien comenzó a colgar carteles en la vía pública con la intención de hacer saber que en 2017 pretende ser candidato a diputado nacional por la coalición Cambiemos. El yerno de Oscar Aguad jamás ocultó su aspiración de convertirse en intendente de Córdoba. De hecho, hace un año hizo el intento, pero se quedó en las gateras. En el presente, la ingeniería tampoco le resultará sencilla. Es que para lograr ese objetivo, primero tendrá que sortear una prueba de fuego: que el macrismo le dé el Ok para competir por una banca en la Cámara Baja, como antesala de la contienda definitiva por el principal sillón del municipio que Ramón Mestre dejará vacante. Al parecer, la primera opción del presidente Mauricio Macri para encabezar la boleta en este distrito es el propio Aguad.
Como se sabe, del otro lado del mostrador se presentará un binomio sumamente competitivo en términos proselitistas, conformado por el exgobernador José Manuel de la Sota y la secretaria de Equidad provincial, Alejandra Vigo, esposa del mandamás del Centro Cívico, Juan Schiaretti. En este marco, en la Casa Rosada están convencidos de que el dirigente con más chapa para enfrentarlos, es decir, el que posee mejor imagen y mayor nivel de conocimiento en esta provincia, es Aguad. A pesar de ello, el radical tendría previsto seguir al frente del estratégico Ministerio de Comunicaciones, lo que abrirá un enorme interrogante en el oficialismo nacional. Por las dudas, De Loredo se colgó el cartel de “disponible” en la solapa. Lo que el exlegislador provincial de la UCR no está dispuesto a asimilar es que otra vez podría ser relegado a un segundo plano como consecuencia de que Diego Mestre también quiere ser jefe municipal. Con la bendición de su hermano, tratará de repetir mandato en Diputados para cobrar impulso y lanzarse de lleno por la continuidad en el Palacio Seis de Julio.
Por su parte, en el peronismo capitalino es vox populi que Vigo fue la primera dirigente que se inscribió en la lista virtual de posibles competidores para los comicios municipales de 2019. La novedad que se conoció en los últimos días es que el ministro de Finanzas de la Provincia, Osvaldo Giordano, (el segundo ejemplo que les prometí en párrafos anteriores) también quiere ser de la partida. Al menos, eso es lo que el exconductor de la Caja de Jubilaciones dejó entrever la semana pasada, cuando sorprendió a propios y extraños al lanzar un tiro por elevación hacia la gestión mestrista. A través de un tuit filoso, Giordano disparó el 4 de octubre la siguiente frase: “sobre llovido, mojado: Transporte colapsado por paro de taxis + ríos en calles por la 1° lluvia primaveral ¿La ciudad? Descuidada, otra vez”. No hace falta recurrir a un semiólogo para comprender el mensaje entrelíneas. Está clarito como el agua que cayó en aquella jornada que el ministro de Hacienda trató de hacer ruido en los medios de comunicación y, al mismo tiempo, puertas adentro del PJ.
Paliativos
Tanto De Loredo como Giordano pueden estar convencidos de que sus pretensiones sean legítimas. Los filtros de sus respectivos partidos serán en definitiva los encargados de ubicarlos en su justo lugar. Eso no está en discusión. Lo que aquí se les está objetando es que, tal vez, no eligieron el mejor momento para intentar arrimar agua para sus molinos. Con un 32,2 por ciento de habitantes sumergidos en la pobreza y el 6,3 por ciento por debajo del umbral de la indigencia, las energías de todos los funcionarios deberían estar concentradas en solucionarles los problemas a la población, sobre todo a los sectores más vulnerables. La decisión de la Nación y del gobierno de Córdoba de habilitar un programa alimentario para tratar de frenar posibles conflictos sociales es un reconocimiento concreto de que en el horizonte asoman numerosos frentes de tormenta. Esta ayuda del Estado, junto a la exención del Impuesto a las Ganancias en el medio aguinaldo, y el pago de un bono a los jubilados que cobren la mínima y a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo, ¿serán medidas suficientes para contener los efectos de un espeso caldo envuelto en el edulcorado lenguaje presidencial?
Los indicadores que están dando vueltas en la actualidad no son alentadores y demuestran que con los paliativos en danza, no alcanzará para tapar tantos baches. Las podas en el sector público se acentuarían antes de fin de año, con más despidos que volverían a actuar como mecanismo disciplinador para desarticular cualquier intento de reapertura de paritarias o de conquista laboral. En esta práctica macrista también le corresponde una cuota de responsabilidad a la mecánica de los gobiernos anteriores de mantener empleados contratados durante largos años, sin que se les haya firmado el pase a planta permanente, tal como viene aconteciendo con muchos de los agentes del postergado Polo Sanitario. Esa precariedad ahora facilita que queden expuestos al tijeretazo. Cabe remarcar que los recortes se replican en el ámbito privado, disfrazados de propuestas más “elegantes”, bajo las figuras de retiros voluntarios, suspensiones o vacaciones anticipadas.
Pero hay otras señales alarmantes a tener en cuenta. Una de ellas es el incremento significativo en la cantidad de personas que vive en situación de calle en nuestra ciudad. Este dato fue confirmado por la Secretaría de Desarrollo Social del municipio capitalino, que, a su vez, constató que cada día son más las familias que usurpan casas y obras en construcción porque ya no pueden pagar un alquiler. La otra derivación de las políticas de ajuste es el aumento en la demanda de asistencia en los comedores comunitarios. La dirigente de la agrupación Barrios de Pie, Silvia Quevedo, graficó el estado de situación del siguiente modo: “nosotros estamos donde el Estado se corrió”. “Cada vez son más las familias que llegan a los comedores populares buscando alimentos y contención. Son gente que vivía de las changas, los albañiles, las empleadas domésticas, los trabajadores en negro”, precisó.
Frente a este panorama, ¿no es una falta de respeto estar hablando y especulando con candidaturas cuando todavía falta un año para las elecciones de medio término?