En el discurso para dar inicio a un nuevo período ordinario de sesiones del cuerpo legislativo, el intendente, Ramón Javier Mestre, dedicó pocas palabras al análisis de su gestión, tras 6 años en el Palacio 6 de Julio. El alcalde municipal ratificó su apoyo político al presidente Mauricio Macri y anunció que invertirán en infraestructura este año “lo mismo que pudimos invertir en los cinco años anteriores juntos”. Pese al disgusto de gran parte de la ciudadanía por los malos servicios, calificó a la ciudad como «un obrador». Frente a esto, Miguel Magnasco analiza lo que nos dejó esta nueva apertura de sesiones.
No es la primera vez que escuchamos anuncios espectaculares, cifras de inversión proyectada gigantescas, promesas de una ciudad de ensueños. Pero la realidad nos viene mostrando otra cosa. El recurso pierde sorpresa y efecto porque las credenciales que debieran dar sustento a las palabras, brillan por su ausencia. El Intendente ya no puede excusarse ni culpar a otros, ha detentado el poder durante largos 6 años con las facilidades que otorga la Carta Orgánica municipal, esa cómoda mayoría automática del Concejo Deliberante. Ejecutivo y Legislativo a disposición para hacer y deshacer según el antojo del radicalismo. Para ser más claros: Ramón Mestre recibe su propia herencia que, con rigor descriptivo, aquí sí es efectivamente pesada.
Las grandes ausencias en el discurso
La ciudad de Córdoba se encuentra en una situación límite. Es palpable, reconocible por cualquier cordobés que habite este suelo o que mínimamente transite sus calles y espacios públicos. 5 años sin inversión alguna en infraestructura de gran escala para la Red Cloacal, y con habilitaciones record para megaemprendimientos inmobiliarios, han generado un desborde en el sistema de cloacas que es imposible de solucionar con parches diarios. Cuando digo “nula inversión”, no es una exageración, es literal. Los únicos fondos destinados a este ítem desde que gobierna el radicalismo, han sido para redes domiciliarias -las que tenemos en nuestras casas- en apenas una veintena de los más de 400 barrios que tiene la ciudad. Esto resulta contraproducente porque sin inversión en la Red General, las nuevas domiciliarias generan más exigencia en estructuras que ya no tienen capacidad y, por ende, todo colapsa peor. No hubo un sólo anuncio que apuntara a dar respuestas a este problema en el discurso de apertura de las sesiones 2017. La ciudad rebalsa de…impaciencia.
Hubo apenas algún párrafo -casi un rezongo- del discurso oficial destinado a la licitación del servicio de recolección de residuos. Resulta una omisión muy calculada: es imposible explicar el gigantesco negocio que harán por 10 años Lusa y Cotreco por apenas recolectar y enterrar la basura. Mestre llegó al poder diciendo que el servicio iba a pasar a manos privadas porque la estatal CReSE era “muy deficitaria”. Realidad mata marketing: con la CReSE pagábamos en 2011, $37 millones mensuales; con Cotreco y Lusa pagamos, en 2016, $225 millones mensuales. 508% de aumento. Midalo con el índice que guste, los números no cierran, y el servicio desmejoró notablemente. Yace aquí una nueva muestra empírica del desastre que son los grandes empresarios a cargo de la totalidad de la prestación de un servicio público. Le estamos por entregar por una década el servicio a dos empresas que generaron más déficit y peor prestación. Mestre no dice ni mú. La ineficiencia desborda en cada concesión pública que agarra un privado: los cursos de liderazgo no funcionan para gestionar el Estado y sus servicios. Para que tomen nota los fanáticos de las privatizaciones, que andan al salto por el bizcocho en los últimos días. La clave es el acceso igualitario y masivo al servicio y la calidad con que se presta. Ninguna de esas dos palabras aparecen jamás en el vocabulario del Intendente ni de sus funcionarios. Ayer no fue la excepción.
Sobre lo prometido
Las grandes cifras suenan bien al oído, ¿Quién no quisiera que el plan de 5.000 millones de pesos en obras se concrete? Claro que hacen falta, claro que Córdoba necesita de esa inversión. El problema es que estamos hace 5 años en un de javu político y económico en el cual se repiten una y otra vez las inversiones por venir, pero las transformaciones reales no ocurren. El Nudo Vial de Plaza España, por ejemplo, es la tercera vez que se anuncia en un discurso de apertura de Sesiones. Se pone como prioridad en el gasto y solución al caos vehicular. Pero en concreto resulta un parche costoso, que traslada los embotellamientos de esa zona a las calles aledañas. El problema vehicular tiene aristas más complejas, se remite, por un lado, al crecimiento de la ciudad a medida de los megaemprendedores, y no de las necesidades y posibilidades de nuestra zona urbana (la Zona Sur se pobló de countrys y complejos habitacionales de lujo con la autorización a tontas y locas del Municipio, generando un flujo vehicular muy superior a la capacidad de las calles y avenidas del sector). Y por otro, a la falta de alternativas de transporte que ofrece el sistema público, que hace que el ciudadano prefiera siempre usar su auto o el colectivo. Más allá de esto, siempre que se discute sobre este tema me pregunto lo mismo ¿Es la prioridad máxima de gestión e inversión este Nudo Vial? ¿No hay aspectos más urgentes a los cuales debería destinarse recursos en cantidad?
Por otra parte, el intendente realizó un anuncio de colocación masiva de luminarias LED. Si se cumple, considero que es un avance positivo.
Finalmente, que Córdoba sea un “obrador” necesita, en buena medida, de los recursos que envíen Nación y Provincia, ya que los propios de la Municipalidad no alcanzan para llevar adelante un plan tan ambicioso. Aquí hay un punto de conflicto importante. Ambas administraciones están teniendo serias dificultades en sus recaudaciones impositivas a causa de la recesión económica provocada por las políticas de ajuste y liberalización aplicadas por la Alianza Cambiemos. La consecuencia directa de esta baja en los ingresos, es que la coparticipación es menor y, por ende, los recursos fluyen en menores cantidades a provincias y municipios. Lo que no se recauda no se puede coparticipar. Esperemos que la salida a ese cuello de botella no sea acudir otra vez a los mercados internacionales en busca de endeudamientos en moneda extranjera (el año pasado se colocaron 150 millones de dólares, monto record para una gestión local), porque el peso de los intereses a pagar se irá expandiendo sobre el presupuesto total de nuestra ciudad, ahogando financieramente a las gestiones venideras, y dejando a Córdoba sin obras y megaendeudada.
Además tenemos una sobre población de fauna urbana invisibilizada y por ende abandonada y maltratada. Es el ser humano el que pone a los animales en situación decalle. Hace más de un año que el municipio no realiza castración es de manera sistemática. Hay que pensar un hospital público veterinario gratuito. LaSi sociedades también se definen por como tratan a sus animales. Un tema que considero urgente e importante para hacer agenda publica.