En nombre de una clase que en 200 años nunca trabajó (en la Colonia española eran llamados “la pandilla del barranco”, por lucrar con el contrabando), Patricia Bullrich se siente autorizada para criticar a los dirigentes sindicales porque “hace años que no laburan”. El presidente off shore, por su parte, habla de “las mafias” que pueblan los sindicatos y, olvidando que forma parte del núcleo de poder económico concentrado, que siempre se desinteresó de la suerte de los demás, dice ante el paro que en lugar de confrontar hay que “ponerse en el lugar del otro”. Entiéndase bien, invita a los trabajadores (los docentes, entre ellos) a ver “las necesidades” de los grandes terratenientes y las compañías mineras, cuya eximición de impuestos (se supone) era prioritaria, respecto al salario de los empleados públicos, la educación y la salud. Del mismo modo, la rentabilidad empresaria es más atendible que el consumo popular, el interés del importador que el desarrollo industrial y fugar divisas una causa social que no puede ignorarse, para invertir en este “país de mierda”, de marcha y choripán, docentes “insaciables” (dice “Ámbito Financiero”, no inventamos) y piqueteros vagos.
Desde INICIATIVA POLÍTICA renunciamos a polemizar contra semejante “argumentación”, que sólo sustituye una declaración que sería más franca, pero contradice el mínimo sentido común, y desde luego el consejo de Durán Barba: ¡esto es un asalto! De eso se trata, no obstante. Pero también es de sentido común que es imprescindible ponerles freno y que no entenderán otro lenguaje que el de la movilización general del pueblo argentino.
No desconocemos, al mismo tiempo, que el paro general es un episodio que debe integrarse a una estrategia global de recuperación nacional, sin obviar el diagnóstico de las razones que explican la derrota popular de fines del 2015 y otros retrocesos de la historia contemporánea, que exigen de nuestra parte un examen y un esfuerzo de superación política. Estamos ante políticas que agreden a la nación, y terminarán creando condiciones propicias a la unidad nacional, contra el desastre del nuevo ciclo neoliberal y entreguista.
Vamos, una vez más, hacia el 2001. Debemos, tras las experiencias atesoradas, enfrentar mejor las exigencias que impone la tarea de liberar definitivamente al país del dominio extranjero y el grupo minoritario que los sostiene entre nosotros.
Excelente declaración, compañeros.
Me gusta el análisis, pone las cuestiones centrales en discusión