Impulsar la unidad latinoamericana desde Bolivia/Eduardo Paz Rada

La caída de las causas contra Lula da Silva y su retorno a la centralidad del redil político en Brasil pone a Bolivia mucho más en el centro aún del ajedrez diplomático de la reconstrucción de la unidad latinoamericana. El Sociólogo boliviano y docente de la UMSA Eduardo Paz Rada analiza el devenir de la región en el contexto político y económico que la atraviesa.

En un momento histórico altamente complejo para la humanidad y cruzado por diversas crisis globales, la recuperación del proyecto emancipador bolivariano de integración y unidad de América Latina y el Caribe, iniciado a inicios de siglo, se hace prioritario, necesario e imprescindible y el gobierno boliviano tiene una alta responsabilidad de retomar un papel protagónico con iniciativas que se orienten a la acción coordinada con los gobiernos de Argentina, Venezuela, México, Nicaragua, Cuba y otros que forman parte de la Comunidad del Caribe (CARICOM).

La estrategia de los imperialismos norteamericano y europeo ha sido, desde principios del siglo XIX, la de dividir a los pueblos y países de nuestra región para mantener su dominio y hegemonía y el presente no es la excepción. De ahí que, después del retroceso de los últimos cinco años, se recupera ahora la iniciativa con las acciones, encuentros y decisiones de Alberto Fernandez, de Argentina, y Manuel Lopez Obrador, de México, para articular un frente común para enfrentar las crisis económica y sanitaria y posicionar la región como actor importante en la geopolítica mundial.

La visita a La Paz, Bolivia, hace pocos días, del canciller argentino Felipe Solá y su encuentro con el canciller boliviano Rogelio Mayta es una señal más de la necesidad reabrir las sendas de integración tomando en cuenta que se reiteró la incorporación de Bolivia al MERCOSUR que había quedado postergada desde el ascenso al gobierno de Brasil de Jair Bolsonaro. Además ha sido nombrado embajador de Argentina en Bolivia Ariel Basteiro, quien durante los gobiernos de Cristina Fernandez y Evo Morales fue un actor importante para impulsar las relaciones mutuas y posicionar la causa de Malvinas Argentinas en el país y América Latina.

Asimismo, retornó a Bolivia la embajadora mexicana Maria Teresa Mercado, expulsada por el gobierno de facto en 2020 por dar asilo a dirigentes y autoridades del gobierno del MAS en su sede diplomática, a pedido del presidente Luis Arce reconociendo su solidaridad con las causas del pueblo boliviano y por defender un derecho internacional fundamental.

La resistencia de las revoluciones cubana, nicaraguense y venezolana, en los últimos años, frente al asedio, bloqueo y amenaza brutal de Estados Unidos, es la muestra de la dignidad y la soberanía de pueblos libres (y de los “hombres libres” como diría el general Sandino) dispuestos a defender su autodeterminación nacional. Recientemente el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha reiterado, como Donald Trump, su política agresiva e intervencionista en América Latina y el Caribe.

Es en este contexto que la política exterior de Bolivia deberá impulsar la articulación del bloque que conecte a los gobiernos de Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Miguel Diaz Canel, impulsores de la Alternativa Bolivariana de los Pueblos de América (ALBA), concebida por los comandantes Fidel Castro y Hugo Chavez, con los de Fernandez y Lopez Obrador en una proyección común de la Patria Grande.

Las autoridades del gobierno boliviano, Luis Arce y David Choquehuanca, y el líder del pueblo boliviano y el Movimiento Al Socialismo (MAS), Evo Morales, han desarrollado excelentes relaciones con los gobiernos de los cinco países citados y han recibido su respaldo, lo cual abre posibilidades de retomar el impulso tanto de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) como de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Alternativa Bolivariana de los Pueblos (ALBA).

La diplomacia de los pueblos, la democracia antiimperialista y la defensa común de la integración regional deberán ser la base para avanzar en una política común para enfrentar la pandemia, como lo han propuesto Lopez Obrador y Fernandez con la producción y distribución de la vacuna a todos los países de la región o la iniciativa de Diaz Canel y Maduro para que las vacunas cubanas sean perfeccionadas y distribuidas masivamente. En este sentido la CARICOM ha manifestado su repudio al acaparamiento y especulación que hacen las potencias capitalistas con la vacuna y demandado su distribución igualitaria en el planeta.

De igual manera, la crisis económica y financiera mundial podrá ser enfrentada de manera más efectiva si los países de la región desarrollan una estrategia común frente a las políticas de potencias mundiales como Estados Unidos, China, Rusia, la Unión Europea y recuperan las iniciativas de integración, comercial, económica, financiera, política, cultural, militar y diplomática.

En el momento actual son también importantes las acciones conjuntas frente al rol de la Organización de Estados Americanos (OEA), convertida en agencia de Washington, a las elecciones de Ecuador para defender el triunfo de Andrés Arauz ante la arremetida golpista colombo-estadounidense, al apoyo por la vigencia plena de los derechos civiles y políticos de Lula Da Silva para presentarse como candidato a la presidencia de Brasil y ante los anuncios intervencionistas en la región del presidente norteamericano Joe Biden.

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