El poder paritario: bienes de consumo picaron en punta/Facundo Piai

Los asalariados con ingresos medios y altos están comprando automóviles como resguardo de valor. Las concesionarias tuvieron una expansión de las ventas del 5%.

Frente a la inflación global y una recesión que comienza a asomar en las principales economías del mundo, el consumo de bienes complejos (“caros”) crece en la Argentina. En los Estados Unidos las subas de precios llegan al 8% anual; en consecuencia, el consumo de bienes duraderos se desploma, la inversión privada se resiente y la actividad económica se contrae. Desde allí resulta extrañísimo el fenómeno “made in Argentina”, en donde se proyecta una inflación del 70% (si todo sale bien), la pobreza gira en torno al 40% y, lejos de deprimirse, el consumo de bienes durables muestra signo positivo. También la recreación.

Sin embargo, la radiografía del consumo muestra realidades disímiles en el país. Mientras algunas familias tienen dificultades para acceder a los alimentos y servicios elementales, otras directamente no pueden llenar la heladera, mientras que otro grupo lo hace sin inconveniente. Este último, de hecho, hasta cuenta con el resto suficiente para comprar televisores, lavarropas, aires acondicionados e, inclusive, automóviles 0 km. Asimismo, durante las vacaciones de invierno hubo un aumento de turistas respecto a la temporada de la prepandemia ¿A qué obedece este fenómeno? ¿Se podrá sostener durante el segundo semestre o se trata de un consumo pasajero?

En Córdoba, tanto Renault como Fiat e Iveco están “completando los dos turnos, lo que ha incrementado la oferta de empleo”, señaló Leonardo Almada, vocero de Smata.

Los autos 0 km, los bienes más buscados como resguardo de valor

El contexto de alta inflación y la expectativa devaluatoria llevan a los argentinos de ingresos medios y altos a resguardar su ahorro en bienes durables. En suma, el ahorro no se canaliza solamente en electrodomésticos y electrónica, los automóviles también fueron de los bienes más buscados como resguardo de valor. Las ventas de autos a estrenar aumentaron durante la primera mitad del año. Las concesionarias tuvieron una expansión de las ventas del 5% en relación al primer semestre del 2021. Esto significa que en lo que va del año se comercializaron cerca de nueve mil cero kilómetros más que el año pasado, de acuerdo al último informe de la Asociación de Fabricantes de Automotores.

Puestos de trabajo de calidad

De este modo, traccionado por el mercado interno, pero también por los despachos al exterior, el complejo automotriz atraviesa un buen momento. Con las restricciones a los dólares para importar, comenta el vocero de Smata Leonardo Almada a este medio, las automotrices “prefieren usarlos para traer piezas antes que para importar autos”. Entonces, los autos que más se venden son los producidos en las terminales automotrices radicadas en el país. En Córdoba, tanto Renault, como Fiat e Iveco están “completando los dos turnos”. “La incorporación de más turnos ha incrementado la oferta de empleo en Córdoba”, señaló Almada, lo cual significa generación de puestos de trabajo de calidad. 

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Alrededor de 9 millones de asalariados registrados (en blanco) aumentaron sus ingresos por encima de los incrementos de precios y resguardaron sus ingresos de las garras de la inflación.

Este último es un dato no menor, puesto que son estos trabajadores calificados, junto a los bancarios o los del rubro electricidad, agua y gas, entre otros asalariados de los ingresos medios y altos, quienes están comprando automóviles. Son sedanes pequeños los modelos más elegidos en este mercado en lo que va del año. De acuerdo al top ten de los 0 km con mayor rotación de la revista Parabrisas, el Fiat Cronos es el más vendido con 25.580 unidades. El ranking lo completan otros sedanes “accesibles”, dos pick ups y un utilitario liviano. 

El fenómeno netamente argentino, extraño a los ojos de otras economías, en donde asalariados compran automóviles pese a la alta inflación y la inestabilidad cambiaria es posibilitado por las paritarias de aquellos que tienen trabajo registrado (“en blanco”). Según los últimos registros, a mayo, los asalariados registrados aumentaron sus ingresos interanualmente por arriba de los incrementos de precios. Esto significa que (en promedio) alrededor de 9 millones de asalariados registrados con convenio colectivo resguardaron sus ingresos de las garras de la inflación. Así se explica el círculo virtuoso que motoriza el consumo de muchos de ellos.

Asimetrías de ingreso en la radiografía del empleo

Sin embargo, como la totalidad de los trabajadores no está registrada, solo una parte cuenta con el resguardo de la paritaria. Así, los últimos relevamientos de Indec sobre salarios (referido a mayo) dan cuenta que los trabajadores no registrados tuvieron aumentos interanuales de sus ingresos por 52,8%, acumulando en cinco meses una recomposición de 22%; cuando la inflación interanual fue de 60% y la acumulada a mayo fue de 29%. Se trata de unos 6,6 millones de trabajadores que están en esta situación, de acuerdo a la Encuesta Permanente de Hogares. 

Si a aquel grupo le sumamos los jubilados de la Anses que perciben el haber mínimo, obtenemos un bloque de 9 millones con capacidad de consumo destruida. Esta asimetría en los ingresos explica el consumo sostenido en algunos segmentos de la población y las dificultades para acceder a la canasta básica de otros tantos. Sobre esto mismo, la consultora Scentia destacó que el consumo masivo viene desacelerando en los últimos meses. Si bien junio mostró un incremento de un 1% en relación al mismo mes, pero del año pasado, el rubro alimentos muestra números en rojo. Esto grafica las dos velocidades de la economía argentina: mientras por un lado aumenta la venta de autos, por otro, disminuye el volumen de alimentos vendidos.


Boom de ventas de electrodomésticos y electrónica

El fenómeno del consumo no termina ahí. No se trata solo de hoteles y bares a pleno. Además del “consumo revancha”, vinculado más al disfrute de la experiencia de consumir, tras el letargo, también se advierten otras particularidades. Por caso, la demanda de bienes durables también picó en punta. Durante los primeros meses del año se vendieron más de un millón de artefactos entre: televisores, heladeras, equipos de aire acondicionado y teléfonos celulares. Sin contar los calefactores y estufas que incrementaron sus cantidades vendidas en un 168%, en relación al año pasado. A la par, se vendieron casi 500 mil pequeños electrodomésticos y unos 100 mil lavarropas, de acuerdo al último informe de Indec sobre el comercio de electrodomésticos.

Diferentes consultoras estiman que todo el primer semestre fue auspicioso para la industria de línea blanca y también para la electrónica. Todos coinciden en que se dieron una serie de condiciones que estimularon la demanda de estos bienes. El principal factor que apalancó el consumo fueron los programas de financiamiento, como el Ahora 12 y las tasas de interés negativas (por debajo de la inflación proyectada). Sumado a ello, los asalariados con capacidad de ahorro, al tener condicionado su acceso al dólar oficial, canalizan el excedente de su economía doméstica al consumo. 


“Consumo revancha” y vacaciones de invierno al tope

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El nuevo gabinete de Economía tiene el desafío de resolver ecuaciones complejas. Por un lado, el boom del consumo de los ingresos medios y altos se encuentra con un limitante, la escasez de dólares. Esto puede terminar en devaluación o en una restricción más fuerte de las importaciones que afectaría la oferta de bienes que alto componentes importados. Por otro lado, la corrección de la tasa de interés para incentivar el ahorro en pesos también podría congelar la demanda. Porque gran parte del consumo de bienes durables a que los bancos remuneran al ahorro menos que la inflación; por tanto, se consume como mecanismo de defensa.  

Algunos analistas definen a este fenómeno como “consumo revancha”. Se trata de una demanda “recargada” que se manifiesta con ímpetu luego de haber estado reprimida por la pandemia. Algo así como la reacción natural que experimenta un resorte luego de ser comprimido. Este fenómeno se advirtió en la efervescencia que tomó en los últimos meses el consumo en recreación, aquel vinculado al rubro gastronómico y hotelero. En efecto, la temporada de vacaciones de invierno llegó a cifras récord tanto en movimiento como en gasto de turistas. En Córdoba, las localidades turísticas recibieron más de un 20% de turistas que hace un año, que dejaron más de 20 mil millones de pesos en la economía local, según informes oficiales.

No se trata solo de un fenómeno cordobés. Todos los centros turísticos tuvieron su capacidad hotelera prácticamente al tope al ser más de 5 millones los argentinos que vacacionaron en el país. Sobre esto mismo, la consultora Ecolatina publicó un reporte en donde concluye que la performance de los locales gastronómicos de la Capital Federal supera a la del 2015. Para la consultora, la venta en restaurantes es un 160% superior al de hace siete años. Este no sería solo un fenómeno porteño, sino que es extensivo a los polos gastronómicos de los principales centros urbanos del país.  

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